Por: Nataly Tufiño V.

En un entorno saturado de contenidos, los primeros segundos lo deciden todo. Y ahí es donde entran los hooks. Este término anglosajón, que significa “anzuelo”, se ha convertido en una herramienta esencial para quienes comunican en el entorno digital.

Un hook es una frase o imagen para captar de inmediato la atención de una audiencia. Es ese primer segundo de un video, el titular de un artículo, el copy inicial de un post, que hace que alguien decida quedarse.

Estudios señalan que tenemos apenas entre 3 y 8 segundos para despertar interés. Por eso, un buen hook debe conectar con las emociones, la curiosidad o una necesidad latente de tu audiencia.

Algunos ejemplos de hooks efectivos:

Una pregunta provocadora: “¿Y si el problema no fuera la falta de tiempo, sino cómo lo usamos?”
Una estadística sorprendente: “El 90% de los consumidores toma decisiones de compra basadas en las emociones.”
Una historia personal breve: “Hace tres años, no sabía nada sobre agroecología. Hoy lidero una red de jóvenes agricultores.”

Sin atención, no hay mensaje, por ende, no hay acción. Los hooks son el punto de entrada a una historia más grande. Aquí algunos consejos para crear buenos hooks:

Conoce a tu audiencia: ¿Qué les mueve? ¿Qué les preocupa? ¿Qué tono resuena con ellos?
Sé breve y claro: Menos es más, especialmente en redes sociales.
Apela a lo emocional o lo inesperado: Lo que sorprende o conmueve se queda.
Prueba y ajusta: No todos los hooks funcionan igual en todos los canales. Intenta, mide y optimiza.

No hablamos de un recurso creativo, los hooks son una estrategia en un mundo donde todos quieren hablar.