Por: Bernarda Ortiz
Las relaciones públicas en la industria de la salud consisten en gestionar estratégicamente la comunicación entre hospitales, farmacéuticas, aseguradoras, gremios y otros actores del sector con sus principales grupos de interés —pacientes, profesionales de la salud, empleados, entes reguladores, medios de comunicación y la comunidad—, enfrentando de manera constante asuntos complejos y potencialmente de gran impacto.
Esta comunicación debe informar, educar e involucrar, generando confianza y credibilidad en un contexto altamente sensible, debido a que:
Involucra temas que impactan directamente en la vida y la salud de las personas.
Exige cumplir con una regulación estricta sobre qué se puede comunicar y qué no.
Obliga a que la información técnica y compleja sea adaptada a un lenguaje claro y comprensible, sin perder precisión.
Implica una carga emocional, ya que hablar de salud puede generar miedo.
Conlleva un riesgo reputacional elevado que puede exponer a la organización.
Ante este escenario, ¿es una opción no decir nada? Definitivamente no. En un entorno sensible es aún más crítico crear una estrategia de comunicación que tenga todos estos elementos en cuenta y que, a lo largo del tiempo, permita a la organización construir su reputación.