¿Por qué tus voceros necesitan entrenamiento (aunque ya tengan experiencia)?

Por: Nataly Tufiño Villacís

A veces pensamos que si alguien ya tiene experiencia hablando en público o frente a medios, no necesita más entrenamiento. Pero nada más lejos de la realidad. Ser vocero de una organización es mucho más que “saber hablar bien”. Es representar a una empresa, conectar con distintas audiencias y, sobre todo, transmitir mensajes de forma clara, coherente y oportuna. Y para eso, se necesita práctica constante.

Es cierto que haber dado entrevistas o participado en eventos ayuda a ganar confianza. Pero cada contexto es distinto, los públicos cambian y los canales también. Lo que funcionó hace un año, puede que no funcione hoy. Por eso, incluso los voceros con más apariciones necesitan afinar su mensaje, actualizarse y ensayar para el espacio en el que va a hablar: puede ser una entrevista en televisión, una reunión con inversores o, cada vez más frecuente, un video corto para redes sociales. Cada uno de ellos, con características distintas.

Así como los públicos y los canales cambian, recordemos que las empresas no son estáticas por lo que asumen desafíos y enfrentan nuevas situaciones. Solo si un vocero se prepara puede traducir esos cambios de forma sencilla, cercana y alineada con los objetivos corporativos. La preparación no elimina los retos, pero sí ayuda a enfrentarlos con mayor claridad y confianza.

Además, entrenarse de forma continua permite mantener y reforzar técnicas clave que ayudan a cuidar el mensaje institucional. Una de las más importantes es el puenteo o message bridging. Esta técnica le permite al vocero tomar una pregunta difícil, inesperada o poco clara, y redirigirla con naturalidad hacia uno de los mensajes estratégicos. Frases como “Lo importante aquí es…”, “Lo que sí podemos asegurar con claridad es…” o “Déjame explicarte por qué esto es clave para nosotros…” funcionan como puentes para no perder el foco, sin dejar de responder. Esta habilidad, como cualquier otra, se entrena y se fortalece con práctica constante.

Tener voceros que saben qué decir, cómo decirlo y cuándo decirlo, es parte fundamental de una comunicación estratégica. Prepararlos de forma continua es una manera de cuidar la reputación de tu organización y fortalecer la relación con quienes te escuchan, te siguen o confían en ti.